Escrito por Javier Giral Palasí.
Durante el primer mes de la Guerra Civil Española, en numerosas ocasiones se enfrentaba el ejército nacional izando la bandera republicana contra el ejército del Frente Popular que izaba la bandera roja o de la CNT. Algo sintomático de que la organización política e ideológica de este golpe militar fue evolucionando hacia un movimiento nacional contrarrevolucionario durante el transcurso de la guerra. No existía previamente un programa político e ideológico “fascista” y bien definido, porque el origen de la guerra no se debe al asalto del poder de un partido nacional-socialista como es el caso de Hitler y Mussolini, que eran políticos profesionales con años de trayectoria y que en muchos casos habían militado previamente en las filas del socialismo marxista como Mussolini o Giménez Caballero.
Al comienzo de la guerra, el 18 de julio de 1936, la España nacional por no tener no tenía ni un líder, y Franco era tan sólo uno de sus generales más importantes. Hasta el 29 de septiembre de 1936 no será elegido Generalísimo por sus iguales, dado que es el general más joven y prestigioso, y el que con las tropas de África ha salvado la delicada situación de los alzados en los primeros meses de la guerra, tanto en la campaña del sur como en la del norte, al avanzar desde Marruecos con celeridad y así llevar los suministros necesarios, creando un corredor entre los dos frentes.
En la primera forma de gobierno que adopta la España sublevada, la llamada Junta de Defensa Nacional formada en Burgos y que funcionará hasta que Franco sea generalísimo, sólo se eligen mandos militares, pero no hay ningún político profesional.
Más tarde en la creación de la Junta Técnica del Estado con Franco a la cabeza en abril de 1937 se lleva a cabo el Decreto de Unificación de las diferentes fuerzas políticas en un solo partido llamado Falange Española Tradicionalista y de la Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS), y que quedará agrupado en el más amplio Movimiento Nacional. No sin resistencia por parte de falangistas y carlistas que siendo tan dispares Franco les obligó a unirse junto a otros grupos políticos, como los monárquicos de Renovación Española o los católicos de la CEDA. Tanto falangistas como carlistas tenían sus propios proyectos y aspiraciones para el nuevo Estado que se estaba construyendo en la España Nacional, pero ambos grupos debieron ceder a la unidad de mando y de gobierno, tanto militar como política de Franco. ¿Se imaginan a Hitler uniendo al partido nacional-socialista alemán con los católicos de derechas, con los protestantes partidarios del káiser y con la burguesía? Evidentemente no.
La fuerza de Franco no era la de un partido o organización política, puesto que no lideraba ningún partido, su fuerza estaba en el ejército que había organizado el alzamiento nacional, ya que no fueron ni carlistas ni falangistas los que lo organizaron al carecer de fuerzas suficientes para llevarlo a cabo. Pero tras que el alzamiento militar encontrase en Franco a su caudillo, se necesitaba la forma de un partido que se tornaba en movimiento, se necesitaba la forma de un partido para el fondo de un movimiento heterogéneo y fundamentalmente contrarrevolucionario; y para la forma se utilizó fundamentalmente la coreografía de un partido minoritario como la Falange descabezada por el fusilamiento de su líder, pero que creció rápidamente al iniciarse la guerra, a tenor de los nuevos tiempos de radicalidad. De haber sobrevivido a la guerra José Antonio Primo de Rivera, sin duda hubiera chocado ideológicamente con Franco, al parecerle insuficientes las medidas del régimen para su afán de llevar a cabo su revolución “nacional-sindicalista”.
Puesto que el general Franco era un militar de carrera y no había militado en el nacional-socialismo, descafeinó los elementos más socialistas y revolucionarios de la Falange, partido que a su vez, y como ya vimos anteriormente, tenía un componente católico que lo distanciaba del nacional-socialismo alemán e italiano. Lo que sí se produce durante la guerra, y hasta que son vencidas las potencias del Eje en 1945, es lo que Serrano Súñer denominó como “la exageración de las apariencias”, puesto que en la construcción de aquella España nacional se homologaron elementos de la Italia de Mussolini, aunque su raíz era contrarrevolucionaria y no “fascista”. Hay que pensar que estamos en 1936, y que la Guerra Civil Española se produce antes de la II Guerra Mundial, entonces la novedad y la vanguardia política en Europa era el “fascismo”; y se veía al nacional-socialismo como una ideología exitosa frente a la debilidad de las democracias europeas. Tampoco en 1936 se había producido todavía las matanzas de la II GM ni el exterminio judío o la derrota de las Potencias del Eje. El totalitarismo del nacional-socialismo se extendía por Europa, y el franquismo emuló partes de aquel radicalismo en la construcción de su propio movimiento político, ya que la España sublevada carecía de él; un radicalismo más apropiado para el fervor de la guerra y tras el fracaso del liberalismo en la II República y de los partidos de la derecha. Sin embargo tal homologación nunca se completó, porque realmente no se pretendía ni era posible dada la naturaleza divergente de las diferentes fuerzas políticas y sectores de la sociedad que se sublevaron en 1936. El franquismo había ganado la guerra siendo un movimiento contrarrevolucionario, nacionalista y conservador, surgido en defensa de la religión católica, la unidad de la nación, la propiedad privada… y no buscaba hacer la “revolución nacional-socialista” a pesar de los camisas viejas de Falange. Finalmente hay que decir que el franquismo no se definió como un régimen “fascista” sino como un régimen católico, que adoptaría a la monarquía como forma política con una regencia de Franco hasta su muerte.
Siempre me he preguntado que hubiera pasado si no fusilan aJose Antonio.
Es mas creo que su muerte fue el mayor regalo quela republica podia dar a los nacionales.
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